¿A quién no le gusta un cuento? Se pueden disfrutar en familia, en el aula, leerlos uno mismo o simplemente observar sus dibujos. Pero además de la parte divertida que tienen los cuentos, no debemos olvidarnos de la parte educativa.
Según la R.A.E. un cuento es una narración breve de ficción. Pues bien, estas narraciones nos pueden ayudar a transmitir conocimientos y valores, a trabajar los miedos y otras emociones, a desarrollar la imaginación, la creatividad, las habilidades sociales, la lectura comprensiva y la escritura, el pensamiento crítico, etc. Y, dependiendo del contenido del cuento y de cómo lo trabajemos, un montón de cosas más.
Contar una historia
Antes de contar una historia, podemos empezar con alguna actividad previa que permita a los niños conocer a los personajes, trabajar el vocabulario que aparecerá en el cuento, etc. Es decir, alguna actividad motivadora que cree una expectativa, que haga que los niños quieran que les contemos el cuento.
Mientras contamos la historia, quienes la escuchen estarán trabajando su capacidad de atención, tanto visual como auditiva. Normalmente, en este ámbito no hay problema puesto que las temáticas suelen responder a los intereses de los niños/as. Escuchar la historia permite a los niños conocer nuevo vocabulario y así ampliar su capacidad de comprensión.
Al finalizar el cuento podemos proponer diferentes actividades. Para trabajar habilidades lingüísticas y sociales nos pueden contar si les ha gustado o no y por qué, recontar la historia, hacer un pequeño debate sobre el hilo del cuento, proponer diferentes finales alternativos, etc. Para trabajar su creatividad y su motricidad fina podemos proponerles realizar alguna producción artística sobre lo que les haya transmitido el cuento, del personaje o momento que más les haya gustado (dibujo, plastilina, arcilla o lo que se os ocurra).
Leer un cuento
Que sea el propio niño el que lea el cuento le permite, desde un primer momento, trabajar la psicomotricidad fina y la coordinación ojo-mano pasando las hojas del libro. Leerlo él mismo también estimulará su sentido de la vista con las diferentes imágenes y colores, y el del tacto si el cuento contiene tiene diferentes texturas.
A edades más tempranas el niño no leerá el cuento como tal, pero observará las imágenes según sus intereses; de esta manera irá desarrollando su capacidad de comprensión y el gusto por la lectura.
Para cultivar su gusto por la lectura, un factor a tener en cuenta, es un ambiente preparado. Un lugar adecuado para la lectura debe ser cómodo, cálido y tranquilo.
Aprendizaje de lenguas extranjeras
Los cuentos también son un buen instrumento para ayudarnos en la enseñanza de los idiomas. Además de todo lo indicado anteriormente, a través de los cuentos se aprende vocabulario, gramática e incluso la cultura del país del que procede el cuento.
En resumen, los cuentos son un recurso muy completo que nos ayuda a desarrollar en nuestros alumnos diversas habilidades y conocimientos de manera motivadora para ellos.
Si queréis ampliar información sobre los cuentos como recurso didáctico, por qué es bueno contarlos, estrategias para contarlos de manera adecuada y recomendaciones adaptadas para cada edad, os recomiendo Cuéntame un cuento. Y si lo vuestro es la enseñanza de idiomas y queréis profundizar en la utilización del cuento en otras lenguas podéis echar un vistazo a La didáctica del cuento en lengua inglesa: aplicaciones teórico-prácticas; es un libro bastante completo que desarrolla algunas de las ideas expuestas en este post.